Ni
tampoco contra sus dioses decimos cosas más abominables que sus
mismos autores, que ellos leen y alaban, pues de ellos hemos tomado
nuestros discursos, y en ningún modo somos aptos para referir tales
y tantas particularidades como ellos dicen.
(Agustín
de Hipona (354-430), La ciudad de dios
contra los paganos. Libro 3, capítulo XVII)
En la corta vida de este blog me han sido planteadas algunas cuestiones que me apetece contestar, y que podemos resumir en la pregunta, ¿por qué no tener encuenta el mensaje divino en la interpretación de la Biblia? Entiendo que ese mensaje puede ser bien que los judíos son el pueblo elegido por Dios para gobernar la Tierra, que Jesús es el mesías salvador, o bien que sólo Mahoma es el verdadero profeta de Dios. Soy así mismo consciente de que mi falta de fe me lleva en ocasiones a utilizar un lenguaje que sobrepasa los límites del pundonor, si bien es cierto que nunca soy más rudo que la Bilbia misma. La cuestión es bien interesante, así que iré respondiéndola y cuando me canse, volveremos con lo del sacrificio.