Juro por mi mismo
(Gn 22: 16)

domingo, 13 de mayo de 2012

La interpretación


Porque Dios -los jesuístas lo han dicho- elige mil maneras de entrar en las almas: el polvo de oro, un cisne, un toro, una paloma, ¿quien sabe qué otras? Para un gigoló que vende chapas, puede que Él halla elegido un método que la teología no ha catalogado, puede haber elegido ser 
La Chapa.
(Jean Genet, Notre-Dame-des-Fleures)

    Venimos de ver que la interpretación de la Biblia entraña una serie de problemas que no tienen tanto que ver con la dificultad del mensaje que transmiten, como con nuestra capacidad para adecuarnos a una mentalidad completamente diferente. De hecho los textos en sí no suelen ser especialmente complicados en cuanto a su temática, y no pueden serlo porque en origen iban dirigidos a un pueblo iletrado, no a filósofos, historiadores y lingüistas, y sobre todo, no a teólogos.

martes, 8 de mayo de 2012

¿Explicar el qué?

 Ni tampoco contra sus dioses decimos cosas más abominables que sus mismos autores, que ellos leen y alaban, pues de ellos hemos tomado nuestros discursos, y en ningún modo somos aptos para referir tales y tantas particularidades como ellos dicen.
     (Agustín de Hipona (354-430), La ciudad de dios 
contra los paganos. Libro 3, capítulo XVII)


   En la corta vida de este blog me han sido planteadas algunas cuestiones que me apetece contestar, y que podemos resumir en la pregunta, ¿por qué no tener encuenta el mensaje divino en la interpretación de la Biblia? Entiendo que ese mensaje puede ser bien que los judíos son el pueblo elegido por Dios para gobernar la Tierra, que Jesús es el mesías salvador, o bien que sólo Mahoma es el verdadero profeta de Dios. Soy así mismo consciente de que mi falta de fe me lleva en ocasiones a utilizar un lenguaje que sobrepasa los límites del pundonor, si bien es cierto que nunca soy más rudo que la Bilbia misma. La cuestión es bien interesante, así que iré respondiéndola y cuando me canse, volveremos con lo del sacrificio.